Anna Blume, la narradora, viaja a una ciudad en el país de las últimas cosas en busca de William, su desaparecido hermano. La novela es una larga carta en la que Anna relata su enfrentamiento a una ciudad caótica, enferma y en constante destrucción, un lugar en el que la muerte ha reemplazado a la vida y donde se sobrevive sólo mediante el asesinato, el secuestro, la basura, la sangre. Lentamente, la búsqueda de su hermano se transforma en la lucha por su propia supervivencia. Por algo el Washington Post lo consideró como «uno de los mejores intentos contemporáneos de describir el infierno».