En el plan personal y psicológico, es el conjunto de los encuentros que tenemos a lo largo de la vida que nutre nuestra identidad y nuestra riqueza interior. Al amanecer de nuestro último día en este planeta, no son ni el patrimonio ni la liquidez disponible lo que nos habrá enriquecido sino las experiencias vividas y también la cantidad y la calidad de las relaciones con las personas que habremos conocido.