Me hizo una seña de que mi descuido no tenía importancia y me explicó, ya más tranquilo, que era un representante de la empresa multinivel Jelco (se pronuncia jelco), que se dedicaba a la venta de almas.
—Antes se llamaba Infierno y nos dedicábamos a comprarlas. Pero algo pasó con la oferta y la demanda, ¿sabe? De pronto teníamos miles, millones de almas almacenadas —perdone la redundancia— y nos dimos cuenta de que nuestras ganancias no habían… digamos… aumentado… bueno… que comprar almas no es buen negocio.
Negocios raros 😂 El capitalismo nunca se detiene, menos con el infierno.