Andrómeda y Perseo pertenece al ciclo de autos sacramentales escritos por Pedro Calderón de la Barca. En 1653 se representó, en el Coliseo del Buen Retiro, Andrómeda y Perseo.
Esta obra se creó para ser representada, en buena parte, en forma musical. Fue escrita por encargo de la joven infanta María Teresa para celebrar la recuperación de su madrastra, la reina Mariana de Austria, restablecida de una enfermedad que se pensó grave. La obra se escenificó varias veces ante toda la corte con gran éxito.
Al final se hizo copiar en un manuscrito que se envió a la otra rama de la familia real, en Viena.
El manuscrito está hoy en la Houghton Library la universidad de Harvard. Es uno de los poquísimos ejemplos conservados que permiten tener una idea de la sofisticada magnificencia de este tipo de representaciones, más allá del propio texto.
Conserva la música que en tantas ocasiones acompañaba las representaciones de nuestro teatro clásico y también los diseños, plenos de detalles, que revelan la complejidad de las tramoyas empleadas y permiten seguir la obra desde que se alza el telón hasta su última escena.