En 1826 estalla en Valencia un movimiento de secesión, La Cosiata, que dará al traste con la Gran Colombia y marcará el nacimiento definitivo de la República de Venezuela. Encabezada por José Antonio Páez, la revolución que se enfrenta al poder central de Bogotá encarna las razones y sentimientos de los venezolanos de entonces para dejar de ser colombianos, tan iguales o parecidas a las que los neogranadinos tuvieron para separarse de sus vecinos en la búsqueda de un destino. Elías Pino Iturrieta se aproxima a los hechos comprendiendo los afanes de aquellos hombres, su tiempo y su circunstancia, y lo hace desde una premisa tan lógica como poco abordada por cierta historiografía: el sueño grancolombiano de Bolívar fue una república de papel, nacida en la imprenta de un periódico, una quimera personal precedida de mucha propaganda; no surgió de necesidades impuestas por la historia ni de auténticos reclamos de dos comunidades que quisieran integrarse para ser una sola. La Cosiata fue tan solo el comienzo de una rectificación y así lo demuestran estas páginas.