Sólo Muresh y yo. Compartiendo ese sencillo acto diario. Íntimo, casi conyugal, como si esos momentos nos acercaran de alguna manera. Entonces casi puedo creer que he pasado la noche con el hombre que alimento, y descansamos del placer en el placer de la comida común.
Si para sentir esa intimidad sólo basta que estemos aislados del resto de la tripulación, ¿qué implica que los nueve hombres del Deméter nos hayamos apartado del mundo?