Me gustaba pensar que Bonnie eras tú, hecha otra vez niña, antes de que la guerra y la miseria te hubiesen marcado. ¡Se parecía tanto a ti, tan voluntariosa, tan valiente, tan alegre y tan llena de ingenio! Y a ella podía mimarla y educarla mal, lo mismo que hubiera querido mimarte a ti. Pero no era como tú… Ella me quería. Podía recoger el amor que tú rechazabas y dárselo a ella, y esto era una bendición para mí… Cuando se marchó, se lo llevó todo.