El sentido del humor se refiere al gusto por reír y hacer reír, a ver el lado cómico de la vida, incluso en la adversidad. Recuerdo que en cierta ocasión un amigo se resbaló al bajar de un autobús. La caída fue bastante aparatosa porque fue cayendo sentado, de escalón en escalón, hasta aterrizar de culo en la acera. Una mujer que pasaba por allí se le acercó a prestar ayuda, y le preguntó: “¡Dios mío! ¿Se cayó?”. Mi amigo, que no le falta sentido del humor, respondió en tono parco: “No señora, es una vieja costumbre de familia”. Este comentario dio pie para que todos aquellos que tenían la risa contenida por lo grotesco del incidente soltaran la carcajada y la algarabía fue total. Buen humor: disposición a reírse de sí mismo, pero además, provocar la risotada e involucrar a los demás en la ocurrencia. Por eso el arte de bromear sanamente es una virtud social.