«No existe ninguna representación del ser humano que abarque totalmente su complejidad. Precisamente por eso no hay que extrañarse de que las religiones y los distintos sistemas filosóficos no hayan tenido la misma concepción de su estructura. Todos están en la verdad; todo depende del punto de vista de cada uno. Para facilitar la comprensión, cuando se quiere dar una idea de la anatomía del ser humano, necesariamente hay que hacer distintas láminas que representen los diferentes sistemas: óseo, muscular, circulatorio, nervioso… Lo mismo ocurre para el organismo psíquico: exactamente como un anatomista, un Iniciado emplea distintos esquemas, o divisiones según los aspectos del ser humano y los problemas en los que quiere profundizar».