llegado ambos amigos a la puerta de la casa de gobierno o consistorial, el gobernador invitó al cura a pasar delante; y, al penetrar al salón de recibo, encontraron allí reunidos a varios vecinos notables comentando, cada cual a su modo, la llamada del párroco y del gobernador a casa del señor Marín, pues la noticia ya se sabía en todo el pueblo.