Es 1905 y Max Weber observa el debilitamiento del proyecto ilustrado. Bueno, va más lejos, declara muerta a la Ilustración. Y nos abre una puerta: este proyecto civilizatorio tenía un fundamento, la razón; pero al mismo tiempo desarrolló un fuerte sentido del deber profesional que se fue transformando en mero afán de lucro y de victoria en la competencia del mercado. A este escenario lo llama “petrificación mecanizada”.