«Queda lo escrito, todo lo demás no queda», escribió Emilia Pardo Bazán, e Irantzu Varela, comunicadora vasca, feminista, bollera y activista
gorda, retoma estas palabras y las transforma en una invitación a adentrarnos en estas memorias autopornográficas en las que nos cuenta cómo ha llegado a ser quien es hoy.
La escritora y monologuista compone esta biografía a través de relatos cerrados que, potentes como disparos, en ocasiones nos queman la piel, nos llenan de rabia y nos dan ganas de quemar cosas. Sin embargo, en sus palabras siempre hay una puerta abierta, el apoyo de las suyas, la ternura con la que habla de sus raíces y por supuesto la intención deliberada de convertir los dolores y violencias propias en movimientos
y acciones colectivas.
Varela no se presenta sola, sino que a lo largo del libro convoca un akelarre de mujeres artistas, a través de cuyas citas y referencias podemos aproximarnos al universo más personal y político de la autora.
A falta de reparación, o a la espera de ella, ojalá “Lo que quede” sirva como alivio de lo vivido.