A veces me siento atrapada en un montón de principios: no como alimentos procesados, no dejo que me inviten el trago, no voy a tener hijos, no compro en esa marca, no me pienso casar, no miro las películas de ese abusador, no, no, no. Cuando soy sincera, pienso que, si esto es reinar sobre mí misma, yo habría preferido ser una reina loca, mi propia María Antonieta