Los pequeños rituales nos permiten comenzar el día de manera gozosa y simultáneamente nos aportan un potente sosiego. Una caminata, una taza de té, trabajar la respiración, hacer la cama, leer el periódico. Yo sabía que un ritual diario tenía el potencial de activar mi mente, de limpiar la basura de mi cabeza, que era una dosis diaria de belleza y plenitud física, una fuente constante de humildad y un generoso manantial de contento y certidumbre. Sin embargo, no me di cuenta de lo esencial que era hasta que llevaba años de práctica