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Yoko Tawada

El emisario

  • Cristinahas quotedlast year
    Cuando Tomo se echó a sollozar como un niño pequeño, Mumei, que hasta entonces dormía plácidamente, también prorrumpió en llanto. La longitud de onda de ambas voces era idéntica, como la de dos hermanos que se pelean y se ponen a llorar a la vez cuando los regañan.
  • Aida Rodriguezhas quoted22 days ago
    El transcurso del tiempo queda marcado en forma de anillos en el interior de los árboles y arbustos, pero ¿qué forma toma en el interior de nuestros cuerpos?
  • Javier Robleshas quoted6 months ago
    La riqueza carece de valor comparada con una brizna de hierba
  • Javier Robleshas quoted6 months ago
    Tal como estaba programada, la paloma, que volaba mediante placas solares, sobrevoló la casa de Yoshiro tres veces y después aterrizó frente a la entrada. Cuán temibles eran aquellos ojos que brillaban como perlas negras. Yoshiro sacó la carta que la paloma tenía metida en un tubito dorado que sostenía con sus largas garras, la desenrolló y leyó que Mumei había perdido el conocimiento en clase y que un médico le estaba haciendo un chequeo
  • Javier Robleshas quoted6 months ago
    Tú ya hace más de cincuenta años que tienes el pelo gris y sigues estando la mar de bien, así que yo también seguiré estando bien por lo menos cincuenta años más –se apresuró a decir Mumei
  • Javier Robleshas quoted6 months ago
    ! ¿Y qué pensaban hacer al respecto? La riqueza carece de valor comparada con una brizna de hierba
  • Javier Robleshas quoted6 months ago
    Al fin y al cabo, por muy fantástico que pudiera parecer el aislacionismo, no era más que un castillo de arena que poco a poco podía derrumbarse con una pala de juguete. Con tal fin, y a través del sector privado, la Sociedad de Emisarios había pensado mandar, de uno en uno, a varios jóvenes al extranjero
  • Javier Robleshas quoted6 months ago
    Qué pasaría con la Liga Plateada si él se iba? Hacía unos tres años, a Mumei se le empezó a encanecer el pelo y en un abrir y cerrar de ojos,ya lo tenía todo de un color plateado brillante.

    –Con este pelo parecemos gemelos, ¿verdad? –le dijo cierto día Mumei a Yoshiro para hacerlo reír mientras se miraba abstraído en el espejo
  • Javier Robleshas quoted6 months ago
    Mumei reparó en que la parte inferior del cuerpo se le enfervorizaba sobre la candente arena y, en ese momento, el corazón le dio un vuelco. Sentía que se estaba produciendo un cambio en su entrepierna. Se estaba transformando en mujer
  • Javier Robleshas quoted6 months ago
    A sus ciento quince años, Yoshiro seguía conservándose bien físicamente y seguía alquilando un perro todas las mañanas para salir a correr «a lo novia a la fuga», exprimía un zumo de naranja para Mumei, cortaba la verdura en trocitos, se cargaba la mochila a la espalda e iba a comprar al mercado sin intermediarios dando un paseo, pasaba un trapo por la superficie de la cómoda y el marco de la ventana para limpiar el polvo que se había ido acumulando poco a poco sin darle tiempo a asentarse, escribía postales a su hija, lavaba a mano la ropa interior en la pila y, por la noche, sacaba la caja de la costura y creaba ropa original para su bisnieto.
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