l problema es el siguiente: nunca sabemos con certeza a quién estamos aplicando dicho método. La hipnosis es un arma de doble filo, una irresponsabilidad que puede llegar a tener consecuencias inesperadas e indeseables. Hipnotice usted a un psicópata, por ejemplo, convénzalo de sus capacidades, imprima en su psiquis la seguridad de la que carece y la fuerza de voluntad que nunca tuvo, y el resultado puede ser