Publicada por primera vez en 1862, Padres e hijos es, según los críticos de varias generaciones, la mejor novela de este autor, quien reflejó en su obras, y en especial en esta, la cotidianidad y la esencia del pueblo ruso.
Y esa es la clave para que esta obra tenga vigencia en nuestros tiempos, ya que las relaciones entre los seres humanos no han variado mucho, excepto por el contexto en el que suceden. Es decir, los sentimientos son los mismos en cualquier época.
Esperamos, querido lector, que este clásico de la literatura universal quede en su recuerdo para siempre.