Al igual que la mayoría de las obras de Serguéi Dovlátov, La maleta está teñida de un fuerte componente autobiográfico, algo inevitable en un autor con una intensa vida marcada por las circunstancias históricas. El protagonista de la narración se ve obligado a hacer el equipaje para emprender un largo viaje de ida sin billete de vuelta. Mientras va introduciendo en una única maleta todos los objetos que le van a acompañar -muchos menos de los que se esperaba-, el narrador va recuperando episodios de su pasado, fragmentos de una trayectoria vital que le ha llevado hasta donde está ahora, pero con la que inevitablemente debe cortar de raíz. A partir de una ingeniosa excusa narrativa, Serguéi Dovlátov va retratando con un humor corrosivo, un toque de melancolía y un lenguaje sencillo pero contundente la difícil situación que se padecía en la Unión Soviética real, tan alejada de la versión oficial que se vendía al exterior.