En una de las conferencias de Mente y Vida celebradas en Dharamsala, Anne Harrington, historiadora de la ciencia de la Universidad de Harvard, hizo una memorable presentación de cómo y, hasta cierto punto, por qué la investigación científica del comportamiento humano no ha podido ofrecer, hasta el momento, una explicación sistemática de la poderosa emoción de la compasión. La psicología moderna, que tan tremenda atención dedica a las emociones negativas, como la agresividad, la ira o el miedo, ha estudiado muy poco las emociones más positivas, como la compasión y el altruismo. Puede que el énfasis en lo negativo haya surgido porque el objetivo principal de la psicología moderna es comprender las patologías humanas, por razones terapéuticas. No obstante, no me parece admisible rechazar el altruismo argumentando que los actos abnegados no concuerdan con la actual explicación biologicista de la vida o que, sencillamente, se deben redefinir como expresión del interés propio de la especie.