Estaba dispuesto a ejercer sus derechos conyugales…
Lo último que Meg Hamilton quería oír era que el marido al que había intentado olvidar había pasado el último año injustamente encarcelado en Brasil y necesitaba que lo visitara. Estaba dispuesta a hacer su papel a cambio de la firma de Niklas en la solicitud de divorcio.
Pero no había contado con que la impresionante atracción entre ellos siguiera siendo tan poderosa como siempre. La última vez había llevado a la habitualmente sensata Meg a una boda en Las Vegas. Esa vez la consecuencia de rendirse a la química que compartían la vincularía a Niklas para siempre.