Al principio, las superestrellas de la abogacía, los genios de las matemáticas y los empresarios del software parecen situarse fuera de la experiencia ordinaria. Pero no lo están. Son producto de su historia y de su comunidad, de las oportunidades que tuvieron y la herencia recibida. Su éxito no es excepcional ni misterioso. Se cimienta en una red de ventajas y herencias, unas merecidas y otras no, unas ganadas con esfuerzo y otras mero producto de la fortuna; pero todas cruciales para hacerles ser lo que son. El fuera de serie, al final, no es fuera de serie en absoluto.