La atracción sería tan ardiente como la arena del desierto…
La princesa Katharine siempre supo que su destino era un matrimonio de conveniencia política. Con pena en el corazón, se preparó para conocer a su futuro marido, el hombre al que llamaban La Bestia de Hajar…
El jeque Zahir gobernaba un país encerrado en su palacio. Nadie debía ver su rostro desfigurado. Sin embargo, sus obligaciones le exigían continuar con la estirpe real…
Cuando su futura esposa cruzó el umbral, pensó que saldría huyendo nada más verlo. Pero Katharine Rauch y su diáfana mirada lo cautivaron sin remedio.