es una obligación, Per, te amo –sale de mis labios, y siento que mi cuello comienza a arder, pero ya estoy metido en el lío así que continúo–. Te amo, pero no sé cómo ayudarte. ¡Aún no lo sé! Soy un negligente emocional y digo cosas incorrectas todo el tiempo, pero quiero ser mejor para ti. Lo prometo. No me importa que estés enfermo y no importa si tengo que renunciar a todo, porque tú lo vales. Lo vales todo porque eres magnífico en verdad. Magnífico y hermoso y brillante y amable y bueno y yo solo… te amo, Percy. Maldición, te amo muchísimo.