Maestro universitario, Manuel ha sido siempre un hombre comprometido con su tiempo. Ajeno a las tentaciones revolucionarias de la guerrilla, lo mismo que a la indiferencia o la inercia que siguieron a 1968, para Manuel resultaba urgente enfrentar las desigualdades de la sociedad mexicana, así como las estrecheces de su sistema político. Para ello participará a lo largo de su vida en distintos movimientos que apuntan precisamente al logro de una sociedad más equitativa y democrática, pendiente siempre del vínculo indispensable entre la actividad política y la ética.