El diccionario de la rae, por ejemplo, dice que el páramo es un «terreno yermo, raso y desabrigado». Yermo, o sea, inhabitado, que es mentira porque allá vive muchísima gente de muchísimas especies diferentes. Raso, o sea, plano, que es mentira porque allá hay terrenos ondulados y riscos y montañas. Y lo de desabrigado es lo más incompresible, porque si existe un lugar bien abrigado ese lugar es el páramo: los animales son peludos, las hojas y los pétalos de las flores son peludos, las rocas llenas de musgos y líquenes parecen peludas también, y hasta la neblina, a pesar de que es fría, se siente a veces como un abrigo, como una cobija que cubre la montaña.