A finales del siglo XIX el mundo entero sucumbe ante el furor de un nuevo invento que permite capturar imágenes instantáneamente. El diabólico artilugio enfurece al impresionista Gobert, quien siente amenazados tanto su arte de pintor como la relación con su amada musa y modelo, pues se ha dejado seducir por el mundo nuevo que los fotógrafos parisinos le ofrecen. La visita de George Eastman, el creador de tan odiado objeto, a la Exposición Universal de París, ofrece a Gobert la oportunidad perfecta para culminar sus deseos de venganza. El perturbado pintor ataca a Eastman, sin imaginar que con ello desatará una cruel persecución que atormentará, sin piedad, la vida de ambos personajes.