El lector tiene entre las manos no sólo un trazo nítido e inquietante del modo en que se da la lucha por algunos espacios de poder en el México contemporáneo; tiene un orden narrativo tendido sobre otro orden con sus propias reglas de violencia y tensión política, fidelidad a las propias pasiones y también autoconspiración contra ellas; el arte de poner el sentimiento a la altura del interés y la ambición urgente en el tiempo del cálculo y la calma. No es la menor de las virtudes de Morir en el golfo la claridad con que los personajes, los ámbitos y las pulsiones de mundos opuestos quedan imbricados, confrontados y resueltos para el lector en unas cuantas páginas intensas y magnéticas.