Dentro del prodigioso elenco de los filósofos griegos presocráticos, jonios en su mayoría, Heráclito ha brillado siempre con rutilante luz propia. Sin desmerecer en nada a pensadores como Anaximandro, Parménides, Demócrito, Jenófanes u otros, el sophos de Éfeso, desde el momento en que fue redescubierto a través de fragmentos de su obra perdida (probablemente, De natura), una especie de sorpresa, admiración y éxtasis invadió a lo más granado de la filosofía moderna, desde Hegel a Nietzsche y desde Schopenhauer a Heidegger y Simone Weil, que se postró ante los latigazos intelectuales, los desplantes y los desafíos de uno de esos genios eternos que no pueden dejar indiferente a nadie que resulte sensible a los «altos relámpagos del pensamiento», de que nos habla Hegel. El resultado ha sido el volumen enorme de aportaciones doctrinales que abordan los textos del filósofo efesio bajo todos los enfoques posibles, el filológico, el histórico, el estricto filosófico, el político, el moral o el religioso, que no han agotado, ni mucho menos, la materia, y de manera periódica siguen apareciendo nuevos trabajos que policroman, destacan y dan novedosos enfoques a alguno o algunos de sus enigmáticos y tortuosos textos. El presente libro, sin despreciar, ni mucho menos, o dejar de utilizar tantos y tantos criterios e interpretaciones vertidos sobre Heráclito, intenta un nuevo y problemático enfoque: el de elucidar en qué medida y manera determinados pensamientos fustigadores del mismo, esos que encogen el ánimo, ponen a temblar las convicciones más íntimas o provocan cataclismos filosóficos, nos pueden servir todavía, cabe adaptarlos a la vida moderna y resultan aptos para proporcionar al hombre de nuestros días respuesta cumplida, o al menos amplia y útil, a los muchos problemas intelectuales que le atosigan. Por ello, Repensar a Heráclito pretende ser un libro sobre Heráclito, pero al mismo tiempo más allá de Heráclito.