11 palabras

Dicen que Pablo Escobar había comentado con solemnidad que, si el café estuviera prohibido, harían más dinero con esta maravillosa bebida que con cien mil kilos de la maldita cocaína a la que adjudicaba la responsabilidad oficial de su fama y divinidad. Don Pablo mismo la reconocía perniciosa y poco saludable, por exigir de los hombres un constante estado de elevación sexual y ambición por la lujuria. Paradójicamente, era el café el que mantenía el cerebro y las glándulas correspondientes al deseo con mayor apertura y estado de alerta.

Como decía mi padre, si las noticias no te dicen la fecha, la hora exacta, el discurso relevante, el lugar, quién dijo qué y quiénes fueron los testigos, es puro chisme.

La buena poesía, sin embargo, puede salvar al ser humano de cualquier catástrofe, porque imaginar un mundo de palabras, permite reimaginar al mundo.

El mito organiza el cosmos, necesito saber que mi padre y mi madre están juntos bajo la misma tierra. Necesito saber que el español es una lengua preciosa que no compite con otra lengua, sino que tiene su propio encantamiento. La lengua da sentido, da un sortilegio y un significado a la vida

La ciencia es la suma de cosas medibles, de la imposibilidad de gobernar un país como el Perú, de los medidores que dicen que estas desahuciado y que no podrás sobrevivir dieciséis tumores cancerígenos. El milagro nace con el mito, cuando crees que tus padres mueren el día que su cuerpo es enterrado, que tu hijo abortado por negligencia no existe, que el amor que traicionaste un día terminó porque te casaste con alguien que sabía sacar cuentas y cocinar. El milagro llega cuando el mito vive.

Con once palabras empiezo a recrear la vida, humillada ante el peso imprevisto que trae cada una de ellas, porque cada significado genera una luz y una puerta futura.

Yo escribo once palabras en agradecimiento por haber sobrevivido una metástasis, once de ellas llevan la luz del comienzo y serán las semillas femeninas, once tienen rencor y son una proyección en la penumbra de mi desesperación, son las palabras que alimentan mi diccionario masculino.

Cómo inventar el sentido cuando todo ha sido destruido, ya sea por la ira de los dioses o la locura de los hombres.

Marc Chagall es mi pintor favorito. Tuvo tres mujeres y una hija. Los cuadros donde hay parejas volando sobre los techos de París u otras ciudades europeas presentan una persona con dos cuerpos casi sumergidos el uno en el otro, dos caras que intentan ser una, casi como si hubiera conseguido una simbiosis liberadora hecha de opuestos. No se ajustan, se sostienen, se elevan.

Esa hipótesis de que, si nos esforzamos en una tarea durante diez mil horas, podemos llegar a la perfección, no es cuento. Pigmalión es el abanderado de que cuando la técnica va mejorando, logra su cometido; él puso tanto énfasis y trabajo en esta tarea que consiguió crear una figura femenina a la que nombró Galatea.