Joaquín Ruy es un cazador de palabras: suele hacer diccionarios de términos fugaces, esos conceptos que son producto de una época y que casi nunca resisten la prueba del tiempo. En una conferencia en la Ciudad de México acerca del lenguaje, conoce a Jana, una investigadora húngara con la que habrá de vivir el amor más profundo de su vida. Ella estudia la lengua de una aislada aldea perdida en algún punto del ártico y él decide seguirla hasta aquellos parajes llenos de ambientes extremos, que es donde se decidirá el destino de ambos. Jana muere, después de varios intentos de suicidio, y durante cuatro años Joaquín intenta reconstruir su historia juntos mediante un diccionario; es decir, intenta indagar en el florecimiento y posterior decaída de casi cualquier discurso amoroso, y al mismo tiempo, en el lenguaje que constituye por lo general dicho discurso.