En este capítulo se argumentó que, para afrontar el desafío de innovación del futuro, debemos abrir la discusión, lejos de las preocupaciones sobre la elección de ganadores y la expulsión, y en cambio plantear cuatro grandes cuestiones:[322]
Dirección: ¿Cómo pueden las políticas públicas establecer la dirección y la ruta del cambio? ¿Qué se puede aprender de las formas en que se establecieron en el pasado, y cómo podemos estimular un debate más democrático sobre esa direccionalidad?
Evaluación: ¿Cómo puede una concepción del papel del sector público en la economía (que ofrece una alternativa a la teoría de la falla de mercado) traducirse en nuevos indicadores y herramientas de evaluación para evaluar las políticas públicas, más allá de análisis estáticos de costo/beneficio? ¿Cómo alteraría el relato de expulsión/atracción?
Cambios organizativos: ¿Cómo deben estructurarse las organizaciones públicas para promover la capacidad de toma de riesgos y la exploración, así como las competencias necesarias para visualizar y gestionar los desafíos contemporáneos?
Riesgos y recompensas: ¿Cómo deberíamos enmarcar las herramientas de inversión de manera que socialicen no solo los riesgos sino también las recompensas, para que el crecimiento sea más inclusivo?