A lo largo de estas veintidós historias, Sherwood Anderson narra la cotidianidad de los habitantes de un pequeño pueblo de Ohio a principios del siglo XX. George Willard, un joven reportero del periódico local, recorre el pueblo buscando una historia que merezca ser contada. Un maestro que ante sus alumnos se expresa mejor con las manos que con las palabras; o una mujer que una noche siente el deseo incontrolable de correr desnuda por las calles del pueblo bajo la lluvia. Así, la vida anodina y gris de los granjeros del Medio Oeste estadounidense, poblada de soledades, ambiciones, frustaciones y deseos reprimidos, se convierte, bajo la mirada y la pluma de Anderson, en un agudo y penetrante retrato de la vida americana de esos años, de cara a la incipiente industrialización. Un libro conmovedor que, con su economía, sobriedad y exactitud de estilo, influenció profundamente a toda una generación de escritores, de la que formaban parte Faulkner, Hemingway, Dos Passos y Steinbeck, entre otros, y consagró a Anderson como el maestro del cuento moderno norteamericano.