los hechos más disímiles pueden relacionarse de modo de participar en un mismo relato, y su incoherencia puede hacerse coherente. Si hay un llamado de teléfono equivocado, va a llover. Si se para una paloma en la baranda del balcón, va a haber huelga de subte. Si le cambian de nombre a un país, se va a morir un pariente. No hay restricciones, no hay temas vedados, el universo entero en sus innumerables manifestaciones está a nuestra disposición. La única restricción es el azar, que no restringe nada porque es lo que por definición lo permite todo y pone en comunicación los seres más alejados lo mismo que los más cercanos, atraviesa niveles, planos, lenguajes.