no pienso mucho en la suerte. Más bien creo que las cosas van bien o no tan bien según la forma en que la gente actúa. La mayoría de las veces uno crea su propia buena suerte a través del trabajo duro, practicar la autodisciplina, ser persistente y hacer del crecimiento personal una prioridad diaria. Agregue a eso las bendiciones de un Dios amoroso y no tendrá que pensar en la suerte.