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Mark Greif

Contra todo

Un ejercicio de disenso radical que reúne ensayos sobre temas tan variados como el cuerpo, la experiencia, la redistribución de la renta o YouTube.
Mark Greif, siguiendo la tradición de grandes intelectuales americanos como Lionel Trilling o Susan Sontag, se plantea en este libro un ejercicio de disensión «contra todo» lo que damos por supuesto: ¿por qué hacemos ciertas cosas y no otras? ¿De verdad creemos en lo que hacemos, o solo seguimos un patrón aprendido en el que ni siquiera acabamos de confiar? ¿Y si la sabiduría popular resultara no ser tan sabia? Comenzando por lo más próximo a nosotros, el cuerpo, Greif analiza por qué estamos tan obsesionados por el ejercicio físico y la alimentación; cuáles son las verdaderas razones que accionan nuestra pulsión sexual; cuál la causa de los nuevos hábitos a la hora de tener hijos; qué queremos decir cuando hablamos de «experiencia».
Pero el libro también aborda cuestiones sociales clave a la hora de conformar nuestro mundo futuro: ¿es posible garantizar una renta mínima para todo el mundo y limitar los beneficios de los más ricos? ¿Cuál es nuestro futuro como televidentes y ordenadorvidentes? ¿Por qué cada vez más gente quiere sentir menos y se refugia en ideologías anestésicas para no sufrir? ¿Pueden los Estados Unidos seguir ejerciendo de policía mundial cuando su propia autoridad nacional está tan cuestionada?
Por último, a partir de su crónica personal del movimiento Occupy Wall Street,
Greif nos ofrece una lúcida reflexión sobre cuál ha de ser el papel del filósofo en nuestro mundo, basándose en Thoreau, su pensador de referencia, alguien que supo hacer tabla rasa de las ideas recibidas y observar la vida desde la frescura de un pensamiento auténticamente radical.
445 printed pages
Original publication
2018
Publication year
2018
Translator
Damián Alou
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Quotes

  • Josué Osbournehas quoted3 months ago
    Aunque la palabra «gimnasio» procede de los griegos, nuestro gimnasio moderno no está concebido con su espíritu. En la antigua institución, el atletismo era público y agonístico. Consistía en el entrenamiento de los jóvenes para las competiciones públicas. El gimnasio era algo más cercano a lo que conocemos como gimnasio de boxeo, con la diferencia de que era también el lugar donde los adultos se reunían para mirar a los muchachos más hermosos y, a la manera ateniense, servirles de mentor sexual. Lo más importante era promover la educación sistemática de los jóvenes, y que los adultos llevaran a cabo debates espontáneos entre ellos, modelando la sociabilidad intelectual, separada de la política propiamente dicha, que es el origen de la filosofía occidental. Sócrates pasaba casi todo su tiempo en el gimnasio. Aristóteles comenzó su escuela filosófica en el pasillo cubierto de un gimnasio
  • Josué Osbournehas quoted3 months ago
    Aunque la palabra «gimnasio» procede de los griegos, nuestro gimnasio moderno no está concebido con su espíritu. En la antigua institución, el atletismo era público y agonístico. Consistía en el entrenamiento de los jóvenes para las competiciones públicas. El gimnasio era algo más cercano a lo que conocemos como gimnasio de boxeo, con la diferencia de que era también el lugar donde los adultos se reunían para mirar a los muchachos más hermosos y, a la manera ateniense, servirles de mentor sexual. Lo más importante era promover la educación sistemática de los jóvenes, y que los adultos llevaran a cabo debates espontáneos entre ellos, modelando la sociabilidad intelectual, separada de la política propiamente dicha, que es el origen de la filosofía occidental. Sócrates pasaba casi todo su tiempo en el gimnasio. Aristóteles comenzó su escuela filosófica en el pasillo cubierto de un gimnasio
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted2 years ago
    El hecho apunta a la inmensa capacidad de YouTube: podría convertirse en un archivo global de la televisión, el medio que nunca ha dispuesto de un archivo accesible público. La gente cuelga viejos anuncios, sintonías y escenas de sus programas preferidos –no tengo ni idea de cómo se han hecho con ellos–, y, de nuevo, interpretaciones musicales de grandes artistas que ya han muerto, y por fin nos damos cuenta de lo que se ha perdido y solo se guarda en la memoria fugitiva. (Me he pasado una velada entera viendo anuncios de mi infancia, y he vuelto a ver el anuncio de Honeycomb Cereal en el que aparece André el Gigante: recuerdo confirmado; revives cosas fantásticas que desaparecieron; ¡además de la pegadiza musiquilla!)

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