Brenda es la típica muchacha rebelde de Nueva York. Fiestas por aquí, fiestas por allá, hace un mes terminó la secundaria y no planea ir a la universidad; primero quiere vivir la vida. Sus padres están de acuerdo hasta que algunos rumores sobre su única hija cambian su opinión.
Desesperados por recuperar un poco de sentido común en ella, la envían a Goldenwood, un estado independiente al otro lado del mundo que aún conserva monarquías antiguas y es gobernado por reyes, Lucinda y Richard Bourque.
Pero no solo es exiliada de su hogar, sino que también es obligada a desposar al príncipe Evan.
Detrás del matrimonio al que está obligada a contraer hay mucho más de lo que Brenda cree.