Mitades perfectas

te amo por eso.

—¿Porque disfruto de no saber si me tirarás a la basura o me darás un abrazo?

Reí en voz baja y negué con la cabeza.

—No, porque me amas como realmente soy, no importa qué.

Una hoja por la mitad.

Nosotros somos mitades perfectas.

Sus palabras eran una especide de decreto, de ley saliendo de sus labios.

¿Puedes decirme cómo te sentías?

Tomé una respiración temblorosa, sabiendo que, al decir las siguientes palabras, volvería a llorar. No me era fácil expresar lo que sentía y él lo sabía.

No me gustaba que mis sentimientos se reflejaran, que estuvieran en exhibición para todos. Nunca.

Y amar tanto alguien sin ni siquiera conocerlo era algo que me sorprendía de tal manera...

Era raro verlo llorar. No era algo que le quitaba la masculinidad, sino que me hacía ver que hasta los más fuertes podían quebrarse.

Siempre había tenido problemas para decirle a la gente que quería cómo me sentía.

Ya no quería que no me conociera, no quería que sintiera que debía actuar de manera indiferente por miedo a hacer algo que me lastimara. Quería que me conociera por lo que yo realmente era.

lloré de esa manera en la que suenas patética y estúpida, pero ya no tenía control sobre mi cuerpo, estaba exhausta física y mentalmente.