No sé por qué empecé ni por qué lo seguí haciendo durante años, pero fui recolectando momentos, frases, escenas que habías repetido, y con ellas escribí páginas como si no fueras a leerlas nunca. A veces sospecho los destrozos subterráneos que tu angustia debe haber provocado en mí. Me digo: algo en mí debe estar dañado. Pero no, no lo distingo. Entonces, ¿dónde está, qué hice yo con todo eso?