Isabel Allende

Largo pétalo de mar

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  • Carlos Plazashas quoted5 years ago
    pero la posibilidad de estar solos y conversar en susurros sin testigos los unió más que si hubieran hecho el amor. Tendidos lado a lado, ella con la cabeza en el hombro de él, hablaron de los ausentes, Guillem y Carme, a quien no querían imaginar muerta, especularon sobre la tierra desconocida que los esperaba en el fin del mundo y planearon el futuro. En Chile tratarían de establecerse y conseguir trabajo en lo que fuera, eso era lo más apremiante; después podrían divorciarse y ambos quedarían libres. La conversación los puso tristes. Roser le pidió que siempre siguieran siendo amigos, ya que él era la única familia que les quedaba a ella y a su hijo.
  • Carlos Plazashas quoted5 years ago
    Debían turnarse ordenadamente para el amor, como se turnaban para todo,
  • Carlos Plazashas quoted5 years ago
    aconsejaron a los solteros cuidarse de las chilenas, porque a quien le ponían el ojo encima, no tenía escapatoria. Eran seductoras, fuertes y mandonas, una combinación letal. Todo esto sonaba como fantasía.
  • Carlos Plazashas quoted5 years ago
    incapaz de percibir la falsedad y la perfidia de otros. Idealista, le llamaban. Y además, bastante distraído, todo se le perdía, y débil de carácter, la gente se aprovechaba de él.
  • Carlos Plazashas quoted5 years ago
    Juana se propuso vivir lo necesario para cuidarlo hasta su último día.
  • Carlos Plazashas quoted5 years ago
    Demasiado dolor, demasiada vileza en esa guerra entre hermanos; la derrota era preferible a seguir matando y muriendo
  • Carlos Plazashas quoted5 years ago
    Demasiado dolor, demasiada vileza en esa guerra entre hermanos; la derrota era preferible a seguir matando y muriendo.

    Francia observaba con espa
  • Carlos Plazashas quoted5 years ago
    Nada era seguro, no existía el futuro, sólo tenían ese momento para saborearlo antes de que la guerra se lo arrebatara.
  • Carlos Plazashas quoted5 years ago
    En los peores días del tifus, cuando se ahogaba en un muladar de dolor y miedo, se aferraba con desesperación a Roser para mantenerse a flote. En su confusión, la única brújula era su rostro atento inclinado sobre él, la única ancla eran sus ojos fieros, que de pronto se volvían risueños y mansos.
  • Carlos Plazashas quoted5 years ago
    Pero Roser, con su frescura e inocencia, con su firme bondad, se le había introducido bajo la piel; su imagen lo acompañaba en las trincheras y mientras más la recordaba, más la necesitaba y más bonita le parecía. Su atractivo era discreto, como todo en ella.
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