«Los kanjis no son palabras, sino imágenes, conceptos. A diferencia de nuestro alfabeto, un kanji no se lee, se mira. El kanji de 'árbol' es el dibujo de un árbol. Los japoneses no leen la palabra árbol, sino que miran el árbol», explica Facundo, profesor de literatura japonesa. Días atrás, una voz desconocida le comunicó la muerte de su padre. Desde ese momento, a Facundo lo envuelven la confusión y los recuerdos; su madre, su padre, la muerte y un pacto de silencio que lo acompaña hasta el presente.
El protagonista de esta novela descubrirá en Kawabata un amigo y un maestro, que lo ayudará a resignificar su historia familiar, y en la cultura japonesa, las palabras para encontrar belleza en las circunstancias más atroces.
Miguel Sardegna nos introduce en el onírico mundo de Japón a través de su mirada ávida de conocimiento y de una trama que nos atrapa para siempre en esta maravillosa cultura ancestral.