Esta es la crónica de cómo una periodista y escritora española, andaluza, en pleno impasse profesional, tras la crisis global y su maternidad, pasa de ver en televisión la huida de un millón de refugiados por el Egeo a vivir como reportera el mayor éxodo en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. María Iglesias embarca al lector en el viaje que hizo al otro extremo del Mediterráneo para rodar un documental sobre el caso del arresto, en 2016, en Grecia, de bomberos españoles acusados de tráfico de personas. Y acaba ante un desafío que afecta a toda la sociedad: garantizar en territorio europeo los derechos humanos o violarlos. En sus dos viajes a Lesbos, en 2016 y su regreso allí en 2018 para informar sobre el juicio a los bomberos, María Iglesias constata la violencia institucional sobre víctimas de la guerra siria, del arrasado Irak, del Daesh, los talibanes y otros conflictos de Oriente Próximo. Las historias de la familia iraquí Tomán, los yazidíes Noh, el paquistaní Adeel Ilyas, la afgana Kobra Rezai y, en particular, la pareja sirio-kurda encarnada por Ferhad y Shirin evidencian cómo el faro de legalidad y civilidad que dice ser la Unión Europea traiciona sus cimientos hasta poner su continuidad en riesgo. La autora deja asimismo evidencia de la estigmatización creciente del migrante como herramienta del fascismo para resurgir y abocar al vértigo actual. Sin embargo, en las historias de este libro, frente al abismo emergen la fraternidad, simbolizada por una misteriosa solicitante de asilo, y la esperanza, semilla de un mito sobre las granadas. Asideros para no claudicar.