«Paul me repasaba el cuerpo de arriba abajo, y entonces fue cuando me di cuenta. Acababa de entrar en su campo de visión vestida únicamente con un sujetador y braguitas blancas de encaje. Con una rodaja de limón en la boca.».
Por fin ha llegado la noche del estreno tras unos preparativos que parecían infinitos. Todo va como la seda y Ellie está dispuesta a relajarse y celebrarlo con algunos chupitos de gelatina. Cuando su torpe compañero le derrama vino en todo el vestido, no le queda más remedio que cambiárselo. Lo que ella no sabe es que tan desafortunado accidente la conducirá a un inesperado encuentro muy sensual.