¿Quién es, moza?
Vasia sonrió.
—Es la Muerte —contestó—. Me salvó en el bosque; o tal vez no lo hiciera y yo ahora sea un fantasma. Así es como me siento esta noche.
—Estás loca —sentenció Konstantín—. ¿Quién eres, desconocido?
El desconocido no dijo nada.
—Viva o muerta, he venido a decirte que te marches de este lugar. Regresa a Moscú, a Vladímir, a Tsargrad o vete al infierno, pero debes partir antes de que florezcan las campanillas de invierno.