Cielos de Córdoba es una novela de iniciación, la de Tino, un preadolescente solitario con una madre gravemente enferma internada en un hospital y un padre obsesionado por los ovnis que regenta un museo dedicado a la ufología. Entre esas figuras ausentes se mueve el protagonista de esta historia, obligado por la vida a madurar y asumir responsabilidades antes de tiempo, mientras trata de lidiar con el caos y las pulsiones del deseo propias de su edad.
Federico Falco nos adentra en un pequeño cosmos poblado de personajes incompletos que se mueven entre la incomunicación y la incertidumbre. Haciendo gala de un lenguaje ajustado y una prosa minimalista, nos lleva de lo lírico a lo descarnado sin apenas transición, con una aparente fluidez.
Esta nouvelle, una historia de tránsito entre la infancia y la adolescencia, ese territorio en el que se aúnan la ternura y el dolor, confirmó a su autor como uno de los mayores valores, no solo de su generación, sino de las letras argentinas actuales.