«Un algoritmo de aprendizaje automático entra en un bar. El camarero le pregunta: “¿Qué va a tomar?”. El algoritmo dice: “¿Qué están tomando los demás? ”.». La gracia está en que, en la cultura algorítmica, la elección correcta siempre es lo que la mayoría de la gente ha elegido antes. Pero, aunque todo el mundo tome un whisky sour, quizá a ti no te apetezca uno ese día.