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Angélica Gorodischer

Kalpa Imperial. Libro I: La casa del poder

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  • Alejandra Espinohas quoted2 months ago
    Ahí está, como en los años de las aguas salobres, de los dioses, de los músicos y de las batallas. Parece una apretada malla de oro, entretejida muy estrechamente, con orificios diminutos e irregulares, extendida sobre los montes
  • Alejandra Espinohas quoted2 months ago
    Han pasado muchos años y han vivido y reinado muchos emperadores, pero la ciudad de los montes sigue siendo la capital del Imperio. Los adulones y los trepadores le inventaron sobrenombres poéticos y orígenes
  • Alejandra Espinohas quoted2 months ago
    Ésos no eran hombres; no eran ni siquiera lobos, ni hienas, ni carroñeros ni rapaces. Eran organismos ciegos, sin cerebros, desprovistos de nervios, de sentimientos y de pensamientos; dotados solamente de garras para herir y de sangre para ser derramada.
  • Alejandra Espinohas quoted2 months ago
    La guerra, para ella, estaba muy lejos; la ciudad seguía cubierta de musgo y de hiedra, floreciendo en los estanques y en las cornisas, abrigando bichos de colores en los ojos de piedra de los monumentos y las fuentes, y así permaneció casi hasta el final y todo hubiera seguido igual, siempre, tal vez hasta hoy, de no haber sido porque al Sanguinario,
  • Alejandra Espinohas quoted2 months ago
    Como había sido sólida y rica y grande, conservó los monumentos y las mansiones que no habían sido construidos para venirse abajo en un par de años, pero todo se fue cubriendo de musgo y de líquenes y de plantas y crecieron flores acuáticas en las piscinas abandonadas y variedades salvajes de drahilea en las cabelleras de mármol de las estatuas. Parecía blanda y carnosa, hecha de hojas y tallos verdes en‍
  • Alejandra Espinohas quoted2 months ago
    Tantos dones y tanto reconocimiento oficial no fueron sino la perdición de las mil sectas
  • Alejandra Espinohas quoted2 months ago
    su secta se dividió una y otra vez hasta perderse en el mar de credos, y pronto se lo olvidó. En realidad la ciudad llegó a su apogeo como centro religioso unos cien años después
  • Alejandra Espinohas quoted2 months ago
    lo asaltaban los vendedores de salvación eterna, que es una mercadería traicionera, créanme, como que hay que ser muy hábil y muy prudente para manejarla porque aun cuando pueda vendérsela a buen precio, todavía, una vez cerrado el trato, puede volverse contra el vendedor.
  • Alejandra Espinohas quoted2 months ago
    Cien religiones y mil sectas brotaban y medraban como en otras épocas habían brotado las pinturas, los poemas, el agua que curaba, el toque de queda, el lujo o las tiendas de las adivinadoras del futuro.
  • Alejandra Espinohas quoted2 months ago
    Ahora yo les digo a ustedes que la santidad es contagiosa, mucho más que el vicio
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