Kalpa Imperial. Libro I: La casa del poder

Acerca de ciudades que crecen descontroladamente

Se casó cuando llegó a la edad de casarse. Tomó una esposa principal a la que coronó Emperatriz y seis esposas secundarias. Pero jamás se acostó con ninguna de ellas y por lo que yo sé con ninguna mujer ni hombre ni animal ni nadie ni nada

como dicen los sabios, el hombre sensato se ocupa de su huerto; el cobarde, del oro; el justo, de su ciudad; el loco, del gobierno; y el sabio, del espesor de las hojas de los helechos

Quizá porque para gobernar, bien o mal, hay que estar no del todo cuerdo

Quizá porque para gobernar, bien o mal, hay que estar no del todo cuerdo

Fue un grito desolado y furioso, un grito que hacía años que luchaba por nacer, un grito sólido, mucho más poderoso que ella misma, un alarido tan enorme que no se comprendía como podía haber partido de esa garganta débil y de esa boca hendida por la fiebre

Pero no lo hizo, claro que no, ustedes lo saben ya que han oído hablar del Emperador Hurón, de su vida, de sus obras, de su locura y de su magnífica muerte

Lo peor que tiene la tristeza es que es ciega; y lo peor que tiene la cólera es que ve demasiado

Lo cuento porque dicen los sabios que las palabras son hijas de la carne y que como tales se pudren si se las guarda encerradas.

no odiaba al padre sin nombre, si es que lo había odiado, como le habían explicado que tenía que odiarlo, porque amaba a Renka y a Loo. Toda desventaja tiene sus ventajas dicen los sabios. Y yo agrego que toda ventaja tiene sus desventajas y que ésa es la del amor, ésa precisamente, la de no permitir nada más, ni siquiera la prudencia de los hurones