En mi caso, sin ir más lejos, no sigo ninguna doctrina religiosa ni espiritual, pero sí que tengo una filosofía de vida, algo que me mueve y que me hace levantarme cada día. No es la creencia en un ser superior o en una vida después de la muerte, es prácticamente lo contrario. Es la cuasicerteza del carácter efímero de las cosas lo que me hace maravillarme y valorar lo que me rodea. Es pensar que cada segundo que pasa jamás volverá lo que me apremia para aprovechar esta única vida que tenemos.