No pude evitar sentir impotencia al leer los abusos del ejército contra los pueblos que apoyaban a la Brigada Campesina de Ajusticiamiento.
Disfruté mucho las formas en que se narran las impresiones de los hechos violentos en los personajes, las reflexiones de Lucio Cabañas y los cambios de escenario —como ir de la sierra a los cuarteles—, retratan la guerra sucia que el Estado Mexicano no escribe en sus libros de historia.