Las tesis de Iván Illich, que encierran una profunda crítica a la sociedad industrial — que se mantiene en pie gracias al embrutecimiento de sus miembros y al cinismo de sus dirigentes-, conservan en los inicios del tercer milenio una vigencia indiscutible. En el primer volumen de sus obras reunidas se recogen cinco títulos de este célebre pensador (Alternativas, La sociedad desescolarizada, Energía y equidad, La convivencialidad — con su posfacio, “Desempleo creador”— y Némesis Médica) en los que se pone de manifiesto su crítica a las instituciones productoras de servicios, como las escuelas y los hospitales, que progresivamente alejan a sus clientes de los fines para las que fueron concebidas.